Hoy estoy indignadísima! ¿por qué? Pues bien, cada día le mando a mi hijo para el recreo del colegio algo diferente, un día fruta, otro galletas,... El caso es que el otro día se me ocurrió comprar batidos de chocolate de Puleva, pues esta marca envasa leche ecológica, y parece que eso me daba más confianza en la marca.
¡Cuál es mi sorpresa cuando leo los ingredientes! Os diré que tiene los siguientes aditivos: E-407, E-460, E-466, E-339.
Y ¿cómo no? Lo primero que hice al llegar a casa fue consultar la lista de aditivos. Aquí os dejo el enlace que yo consulté:
Según esta lista, como podéis comprobar, el E-339 dice "PRECAUCIÓN" y los otros tres dicen "EVITAR". Y yo me pregunto, ¿por qué un tipo de producto tan "deseado" por los niños y en apariencia saludable, pues todos los padres supongo que lo asociarán a leche con cacao y poco más, puede tener tantos componentes a "EVITAR"?
Las demás marcas que vi a su lado, "Cola Cao", "Pascual", ... también llevan aditivos, unos más y otros menos, pero al fin y al cabo potencialmente peligrosos.
A todo esto hay que sumar el envase, que no deja de ser plástico en la mayoría de los casos, del que ya hablamos en otra entrada. Y por supuesto, el elevado contenido de azúcar, otro veneno más para el organismo.
Así que yo, a partir de ahora, el día que decida mandarle al niño un batido al cole, le echaré leche en una botella, con cacao ecológico puro y una pizca de azúcar. Y por supuesto, no compraré productos de una marca que utiliza ingredientes a "EVITAR" que puedan consumir con frecuencia los niños.
Bueno, es increible! Al final si te paras a mirar un poco estas cosas, descubres que los productos que van dirigidos a los niños son los más "insanos". Si desde la más tierna infancia, cuando aún muchos órganos están en proceso de desarrollo, empezamos a envenenar las células del cuerpo, no nos extrañemos que cada día que pasa las enfermedades crónicas, el cáncer, etc. estean más "de moda".
ResponderEliminarNos creemos que con ese tipo de alimento estamos nutriendo nuestro cuerpo, o peor, el de nuestros hijos, cuando lo que realmente estamos consiguiendo es alimentar nuestra propia destrucción...